Sobre mí
Tras muchos años trabajando en sanidad, decidí dar un giro a mi vida y dedicarme a lo que más me gusta: el lenguaje escrito.
Realizo mi trabajo intentando que el resultado sea el texto limpio y claro que me gusta encontrar como lectora, y sin olvidar que la labor del corrector debe pasar inadvertida: su «presencia» no se nota, su «ausencia» sí.
La corrección ortotipográfica y de estilo son dos servicios distintos. La primera se encarga de la ortografía, puntuación, recursos tipográficos, espacios, mayúsculas, etc. La segunda, previa a la anterior, busca precisión, claridad y fluidez por medio del vocabulario, gramática y sintaxis adecuados; en contra de lo que su nombre parece indicar, esta corrección no cambia el estilo del autor. Se suele decir que la corrección de estilo es conveniente y la corrección ortotipográfica es imprescindible; yo creo que ambas son necesarias, y me cuesta dejar errores de estilo en un texto que pasa por mis manos.
Por mi formación estoy más habituada a los textos científico-técnicos y por afición prefiero los literarios, pero también me gusta cuidar los pequeños textos como un manual de instrucciones, un blog o, simplemente, un correo. Creo que cualquier texto, por breve que sea, dice mucho de su autor.